El terror en los lugares comunes produce un miedo más visceral. La caída de Málaga bajo el estallido de una invasión zombi es el argumento central de esta novela. El nacimiento de la trama a través de un ahogado en la playa del palo, las escena en Carlos de Haya, el Corte Inglés o la plaza de la Merced producen esa sensación de irreal cercanía.
La literatura llamada “Z”, toda aquella relacionada con los muertos vivientes, vive una etapa dorada acompañada por el cine, el comic y la televisión dentro del género de la fantasía y el terror. Se agradece que la trama cruce el charco para dejar los USA y podamos fabular que pasaría si esto sucediera aquí mismo. El autor, Carlos Sisi, consigue una escritura visual y cinematográfica que atrapa siguiendo las peripecias de los supervivientes refugiados en el centro deportivo de Carranque.
Pero más allá de los acosadores muertos esta el miedo a que el mundo que conocemos desaparezca, en menos de 48 horas una ciudad como Málaga sucumbe al caos y la desorganización ante algo que no podemos comprender. El colapso de la autopista creando trampas mortales en las ciudades, el corte del fluido eléctrico, el abandono de nuestro comportamiento social ante el instinto de supervivencia. Al final todo constituye una parábola sobre una sociedad más frágil de lo que pensamos y cada vez más dependiente de un enchufe eléctrico. No hace falta zombis sin energía estamos muertos.