IN THE MOOD FOR LOVE (CUMPLE 20 AÑOS)

Pasear este invierno en plena pandemia, encontrar de nuevo este cartel colgado en el cine Albéniz abre una brecha cálida que me transporta a otros momentos y otras historias. Ese es el poder evocador del cine. Y de esta película en particular.

Vuelve, vuelve al rescate del cine, de los espectadores que no nos resistimos a esta obra adictiva, que saldremos a la calle con pandemia y lluvia a buscar miradas esquivas, roces en la tela, paredes desconchadas y colores pasionales de esa convulsión tan difícil de saciar.

Es para mi una película recurrente, no me canso de sus matices y me congratulo que su estela siga creciendo. Su mitología sigue en ascenso, la historias sobre su realización ya roza la mística: que el director trabajaba sin guión e improvisando, su llegada al festival de Cannes todavía sin título, la grabación de un nuevo final meses después de acabarla, acertar en el número de traje o corbatas de su protagonistas, el hallazgo del título en la ducha mientras escuchaba a Bryan ferry….

Escrito hace 10 años como si fuera ayer

El reestreno 20 años después ha sido un éxito, tanto que durante este año se estrenarán más películas de su director entre ellas «Días salvajes» y «2046» donde aparecen los mismos personajes en mayor o menor medida. Por eso se habla de una de una forma tangencial de una trilogía.

¿ Una trilogía? » Días salvajes» como capítulo inicial y «2046 como su continuación. Si pero nuestra película tiene un tiempo propio. En las otras distintas historias y personajes confluyen. En » In the mood for love» todo se centra en la pareja protagonista en el momento amoroso, quizás el más importante de su vida. Como se concluye en 2046 « el amor solo es cuestión de tiempo, antes o después del momento justo, ya no sirve» y es el momento que viven nuestro protagonistas.

Los momentos , la sutilezas, la fidelidad, la pasión, la frigidez y el amor o el no amor contenido o consumado.. y el tiempo

La música forma parte de la experiencia de la película. Pero el «Quizás Quizás, Quizás» de Nat King Cole contiene la respuestas a su enigmas. La aterciopelada voz de Cole acompaña la dos escenas claves que marca el destino de nuestros protagonistas

Siempre he vivido esta película como una aventura. Por eso la olvido y vuelvo a ella de forma recurrente. Al final todas la aventuras desaparecen pero sólo una es la verdadera. Por eso cuando oigo los acordes de «Quizás Quizás, Quizás cruzo la puerta…

Él recuerda esa época pasada, como si mirase a través de un cristal cubierto de polvo.
El pasado es algo que puede ver, pero no tocar.
Y todo cuanto ve está borroso y confuso.

Epílogo de In the Mood for Love.

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