Si existe un templo dedicado al bolero y al feeling este es el Gato Tuerto. Situado en el carismático reparto del Vedado, cerca del Hotel Nacional, frente al malecón habanero. El gato despierta a las doce de la noche pero es obligado llegar antes para coger un buen sitio. Tuve la suerte de encontrarlo desde mi primer viaje a la Habana, marzo del 2006, y caer en sus garras. Y desde entonces soy fiel acólito cada vez que piso esa tierra caribeña. A veces pienso que por pasar una de sus noches mágicas merece un pasaje a la Habana. Parece una apuesta rotunda pero así es el amor y con el gato ya mantengo una larga e intensa relación donde vivir pasión, celos, amor y compañía rodeado de la mejor de las música.
Creado en 1960 por Felito Ayón, que años ante había montado la Bodeguita del Medio, este lo concibe como un club de tertulias para artistas donde compartir: literatura, poesía, pintura y buena música. En este centro nocturno de la capital de la isla se dan cita artistas consagrado y jóvenes promesas de la música cubana. Solo en este entorno puede existir un lugar que abra los siete días de la semanas y que programe un mínimo de dos artistas cada noche. En el Gato tuerto se canto el Bolero más largo del mundo, con 76 horas de duración ininterrumpidas, en las cuales participaron 498 cantantes, quienes interpretaron 2.175 canciones, en aquella memorable jornada que se prolongó desde el 21 hasta el 25 de junio del 2001.
Ir a sentarse a la barra del Gato Tuerto, pedir tu bebida favorita mientras saboreas un habano y esperar a la medianoche para pedir su coctel estrella “el orgasmo del gato” y a partir de esa hora esperar a que la música te atrape y te sorprenda y puedas rotular esa noche habanera que tiene color oscuro, calor sofocante y sentir húmedo hasta el habanecer
Pero para vivir o recordar el sentir del Gato nada mejor que este poema de Virgilio Piñera.
En el Gato Tuerto no hay gatos.
En el Gato Tuerto hay gente,
con ojos como prismáticos,
con bocas como ventosas,
con manos como tentáculos,
con pies como detectores.
En el Gato Tuerto
hay una noche dentro de la noche,
con una luna que sale para algunos,
un sol que brilla para otros
y un gallo que canta parta todos.
En el Gato Tuerto
hay el asiento de la felicidad,
hay el asiento de la desdicha,
y hay también el horrendo asiento de la espera.
En el Gato Tuerto,
¿me atreveré a decirlo?,
hay un pañuelo para enjugar las lágrimas,
y hay igualmente,
—casi no me atrevo—
un espejo para mirarse cara a cara.
En el Gato Tuerto
una noche se dieron el sí dos amantes,
y en el Gato Tuerto
otra noche mataron lo que amaban.
En el Gato Tuerto
hay un momento de expectación
cuando el amante imaginario
hace su aparición.
Mira amorosamente y dice:
“!Soy de quien me espera!”,
y entonces el feeling llega al corazón
en el Gato Tuerto con Revolución.
El Gato Tuerto
Direccion: Calle 0, nº 14 entre Calles 17 y 19, Vedado. Habana. Cuba.Horario: Puesta-salida del sol.