La primera vez que vi a Irma, en toda su inmensidad oronda, yo estaba en Varadero y ella, organismo tropical desaforado según un comentarista de la televisión cubana, estaba arrasando Antigua y Barbuda.
Cuba es el país más preparado para este tipo de cataclismo. Todo arranca del año 1966, con la revolución castrista recién estrenada y con un Huracán llamado Flora. Fue una de las mayores tragedias humanitarias del país con más de 2000 muertos. A raíz de esto se elaboraron planes marciales de contingencias que se han ido perfeccionando con la experiencia. De esta forma cada trabajador y ciudadano cubano tiene claro lo que debe de hacer según las fases que comunican el gobierno: informativa, alerta o emergencia ciclónica.
Desde la fase informativa el canal cubano se dedica las 24 horas a repasar las medidas a tomar y a reportar una a una cada región con el responsable militar dando nota del nivel de cumplimiento de las mismas: las zonas a evacuar, donde se concentran las mujeres embarazadas, protección del patrimonio… Todo detalle controlado con una máxima repetida con cada comunicado: que aquí no muera nadie
Volviendo a varadero, un australiano en un incipiente español y con cara de susto me preguntaba si el gobierno español se había puesto en contacto conmigo para evacuarme. Yo tenía la suerte de irme ya para la habana pero la propuesta para él y su familia era un hotel un poco más retirado de la playa en el mismo varadero que es un brazo largo de mar. Le dije que no sabía nada de mi gobierno y que todavía no se sabía a ciencia cierta la trayectoria. Lo cierto que había países como Canadá, que había fletado aviones para recoger a sus turistas.
La playa en Varadero era una estampa idílica. Cuesta trabajo pensar en pasar del paraíso en infierno en horas, pero eso es lo que iba a pasar. Lo cierto es que hacia un día perfecto allí mientras Irma tocaba ya Puerto Rico y se dirigía a República Dominicana. Yanaidis, una camarera del hotel, nos comentaba que los trabajadores tenían que pasar el ciclón en el hotel, ella tenía una dispensa especial porque su casa en el pueblo de Varadero estaba pegando al mar y tenía que prepararla junto a su mama. También nos invitó a una ceremonia en la playa para Yemayá, diosa del mar, para alejar lo malo que pudiera ocurrir. Espero e imagino que Yanaidis habrá sido evacuada
Irma ya había batido todo los records en su categoría. Tan grande como Francia, con un gran ojo que parecía guillarte desde la pantalla, un grandioso monstruo mitológico, un Kraken destructor. Mientras siguiera en el mar se iba retroalimentando de las aguas cálidas del caribe; hasta que el ojo no tocara tierra no empezaría a debilitarse, pero también seria cuando causaría mayor destrucción. El gran problema era saber cuál sería su ruta. Lo más previsible es que tomara rumbo norte a Florida, pero hasta que no cambiara esa dirección iría tocando las islas del caribe.
Si hay una figura mítica en la historia ciclónica en cuba ese el Doctor Rubiera. Este meteorólogo ha acompañado al pueblo cubano en todos los fenómenos de este tipo. Un huracán sin Rubiera no es lo mismo. Aunque ya jubilado, y en el exterior, Raúl mando traerlo y fue el último avión que entro en la terminal 2 procedente de estados unidos. El pueblo cubano con las explicaciones de Rubiera y su fama de infalible está más tranquilo.
Ya partimos en autobús hacia la habana el día seguía espléndido. Ya la noche anterior no había podido dormir bien con pesadillas de aguas y tsunamis varios, aunque la playa seguía perfecta los preparativos en el hotel, preparando los cristales y recogiendo mobiliario, te producía una aprensión extraña. A la capital llegamos el jueves por la tarde. La previsión si el huracán tocaba la Habana era para el sábado.
El punto de tranquilidad era que la casa donde nos quedábamos daba hacia el interior, cerca del aeropuerto y era recia. Una de los problemas de la zona es que las casas suelen ser precaria por construcción primaria o por falta de mantenimiento. Además, este este tipo de fenómenos afecta sobre todo a la zona de costa, siempre que el ojo no entre hacia el interior, donde el nivel de mar podía crecer hasta 4 metros y las olas llegar ocho o diez metros. Esto es la Habana es trágico, sobretodo en la zona del Malecón, donde las inundaciones por mucho menos son crónicas.
El viernes todavía hacia buen tiempo. Pero en la calle todo era preparativos y búsqueda de aprovisionamiento. Cada uno en su espacio desatoraba bajante, quitaban ramas. En el barrio todo era un corre corre y el boca a boca. ¡oye ¡Ha llegado algo de pan a la bodega, ¡ eh¡ las papas están perdidas, pero acaba de llegar un camión. Esto era literal, una lastra, como dicen ellos, llenas de sacos de papas mojados que se vendía directamente desde el camión y donde era imposible no llenarte de barro.
Irma ya había llegado a la mayor de las Antillas: Cuba. Seguía una ruta paralela a la costa cubana, parecía que el ojo no iba a tocar tierra, pero la magnitud del ciclón afectaría a toda la isla. Cuba es una isla grande de punta a punta suma unos 1400 kilómetros. Todas las previsiones apuntaban que en algún momento giraría para el norte hacia la Florida lo que no estaba claro era cuando.
Para el pueblo cubano hay una relación directa entre los ciclones y el ron. Será por eso de cumplir al mal tiempo buena cara. Lo cierto que quizás la mejor forma de pasar lo que iba a venir era con una buena botella de ron. Claro que esto es un peligro potencial para la vida humana sobretodo sin con el calor del alcohol le dan por cantarle una serenata al ciclón. Ya comentamos que la primordial del plan anticiclones de Cuba es no perder vidas humanas por lo que la venta de alcohol se prohíbe 24 horas antes. De hecho, bajamos esa noche de viernes al vedado para pasar la velada en el Gato Tuerto, pero todos los locales, excepto hoteles, tenían orden de cerrar.
El sábado la Habana ya estaba en emergencia ciclónica. Era momento de estar pegado a la televisión para ver que estaba pasando y saber, cuando una puñetera vez, Irma se iba para Florida, las noticias empezaban a ser alarmantes. Por Baracoa había pasado sin mucha afectación, pero por la costa norte la cosa estaba cambiando. Las noticias de Camagüey, Holguín, Ciego del Ávila, Villa Clara y sobretodo de la zona de los cayos, donde el ojo estaba muy cerca, no eran buenas. La última previsión era que Irma llegaría hasta la zona de matanza, donde esta Varadero, y empezaría a subir. De esta forma a la Habana solo le afectaría como tormenta tropical: vientos y agua, pero aceptable.
Y de pronto todo termino. Se fue la luz. Era sobre la una de la tarde. Como me comentaban era normal que la cortaran ante para evitar electrocuciones. En estas zonas todos los conductos son aéreos si un poster se cae junto a la calle anegadas la cosa puede ser mortal. El viento ya empezaba a soplar con fuerza y al poco tampoco había línea fija telefónica y la móvil iba y venía al ritmo del son. Ya estábamos incomunicado, sin poder saber nada del mundo o de un kilómetro más allá. La única cosa que podía funcionar se llamaba radio funcionaba a pila y nadie en la calle tenía una.
Mi gran sorpresa ante un ciclón es que no tiene aparato eléctrico. Ni relámpagos ni truenos, esto bajo mi punto de vista le quita ferocidad e enjundia a la cosa, solo aire y agua o su combinación. Una representación de la naturaleza donde los arboles danza un baile frenético y las nubes corren a una velocidad inusitada adivinándose su tendencia circular. Si le preguntas casi todos coinciden que lo peor es el sonido del viento, un habla gutural, antigua y amenazante. A la 8 de la tarde todo estaba oscuro, el viento aullaba e intermitentemente caía una lluvia fuerte. Para la 11 de la noche se esperaba el pico de la tormenta solo quedaba estar en la habitación y esperar.
La noche fue larga y calurosa. El viento arreciaba y volvía, la lluvia caía con fuerza y paraba para volver a empezar al poco. Toda una sinfonía natural marcada por los aguacates que iban cayendo en el patio, aderezado por alguna piña de cemento u otros elementos de la fachada que no se habían protegidos.
El día, domingo, amaneció gris pero calmo. Sin luz, agua o comunicación del exterior. Eso era lo más extraño, desconocer lo que había pasado o pudiera estar pasando, cuando vivimos en una sociedad conectada permanentemente. Era como si de pronto estuviera en una isla abandonada. ¿Qué habría pasado en la Habana? ¿En los cayos? ¿En varadero? El vuelo para España salía hoy, daba por sentado que estaría cancelado, pero tenía que llegarme y solo pude ir en bici taxi.
El aeropuerto estaba cerrado. En los paneles aparecían los vuelos cancelados del sábado, había gente con maletas y mochila por los rincones, las oficinas de las compañías aéreas cerradas y una luz mortecina que proyectaba el día y la luces producida por los generadores del aeropuerto. Por lo menos mi compañía tuvo la gentileza de pegar un folio en su ventanilla anunciando la cancelación de mi vuelo.
Ahora solo cabía adaptarse. Sin agua, luz o teléfono el mundo era nuevo. Y todo fue raramente agradable. El tiempo se hizo más humano. Había que acarrear cubos de aguas, cocinar en hornilla improvisada, resolver lo mas mínimo. Mi hijo y la chiquillería del barrio volvieron a las calles y descubrieron juegos olvidados: dominós, ajedrez, pilla pilla … yo me puse a escribir esta crónica. Por la tarde con mi suegro y nuestro vecino musicólogo de pro tuvimos una larga tertulia sobre la música cubana, el filin, la nueva trova y otras revoluciones variadas aderezado, por falta de bebida fría, con ron a palo seco. Sobre la 8 cayó la noche, es decir la oscuridad y a dormir.
Al día siguiente un vecino nos informó que el gobierno desde ayer a la 6 de la tarde había proclamado fase de recuperación. Volví al aeropuerto que parecía despertar de una larga hibernación. Los pasajeros en pena se habían multiplicado y había cola por doquier para intentar resolver. Siguiendo el lema mujeres y niños primero nuestra compañía no había recolocado con Alitalia vía Roma para el día siguiente. Esto suponía una 4 hora de vuelo más tampoco estábamos para exigir.
Ese mismo día, sobre la 5 de la tarde se escuchó un jolgorio por toda la calle. La luz había vuelto. Los niños desaparecieron de la calle para volver a cargar sus Tablet o móviles y los adultos nos enganchamos a la pantalla para descubrir como seguía el mundo. Después nos enteramos que hubo suerte gran parte de la Habana seguía sin luz.
Marte doce con el aeropuerto recién abierto. Colas y mucha confusión. Todavía no se podía comprar cerveza, en la fase de recuperación sigue prohibido el alcohol, y los refrescos se había acabado. El avión por fin salió de Cuba. En vez de la 7:30 salimos a la 10. Ya adivinamos que el vuelo de tránsito a Málaga lo íbamos a perder como así fue. Legamos a Roma ceca de las 14 horas y nos asignaron un nuevo avión a Málaga para la 11 de la noche. A alas dos de la madrugada del 14 por fin llegamos al aeropuerto de Málaga.
Solo cuando volví a España descubrí que lo de la Habana había sido mucho peor de lo que me imaginaba. Los 10 muertos, 7 de ellos en la Habana, será un duro golpe para el gobierno cubano. El gran trabajo de los días previos no puede tapar en su totalidad la falta de vivienda dignas para parte de la población en la vida cotidiana. Cuba tiene una economía frágil y la presente tragedia redundara en mas sufrimiento para el pueblo cubano. Irma ha dejado mucha destrucción en la zona, ha abierto una nueva/vieja cicatriz en la Habana y muchas personas han perdido lo poco o mucho que tenía para todo ellos y para toda Cuba nuestro deseo de recuperación y un mañana más próspero.